¿QUÉ ES LA MALAFOLLÁ DE GRANADA?
Malafollá: La Leyenda
¿QUÉ ES LA MALAFOLLÁ? ¿TIENEN MALAFOLLÁ LOS GRANADINOS?
Sobre la malafollá se han escrito millones y millones de palabras. De hecho, los que más vueltas le dan al concepto de la malafollá son (somos) los propios granadinos.
Se pueden leer o escuchar todo tipo de teorías sobre su origen pero parece que no hay duda de que, en principio, esta expresión no tenía nada que ver con la connotación sexual que finalmente ha acabado teniendo. Por lo visto la expresión procede de un herrero del Sacromonte que ante un aprendiz torpe con el fuelle con el que aireaba las ascuas exclamó: “Que mala follá tienes”. Hoy en día, sin embargo, al escuchar esa expresión todo el mundo piensa en el ejercicio de una actividad sexual muy poco gratificante: “Que mala follá tienes”.
En cualquier caso, no vamos a entrar aquí en un estudio sesudo sobre que significa la malafollá y sobre su “etimología”. Para eso os remitimos a este artículo muy jugoso sobre el tema: «El carácter granaíno»
La fama de malafollá granadina hace que el visitante llegue a esta ciudad con una prevención que en la mayoría de los casos resulta inútil o innecesaria. Piensan que en cualquier momento le van a responder de malos modos o le van a soltar cualquier improperio. ¡No tengas cuidado! Lo normal es que te encuentres con personas afables que se prestarán a ayudarte, a indicarte tal o cual camino y a acompañarte si hace falta. Pocas ciudades muestran la tolerancia y la complacencia que los granadinos poseen con los que vienen de fuera.
Digamos que la malafollá es otra cosa. Ahora bien ¿qué es la malafollá entonces? Pues eso es algo que ni los de aquí sabríamos explicar. La malafollá es algo que no se puede describir pero que sí se puede ver. Es como si le tuviéramos que explicar a un ciego cómo es el color turquesa. La malafollá no se puede explicar pero se nota.
Lo que vas a notar en la gente de Granada es que son diferentes a los andaluces occidentales, a los de Sevilla, Cádiz, Huelva, Córdoba y, si me apuras, a los de Málaga. Pero en eso no los hace peculiares porque también sucede lo mismo con las gentes de Almería y Jaén.
Entonces ¿qué es lo que tienen los granaínos que los hace peculiares? Pues eso es justo la malafollá. Y para saber lo qué es no te dejes llevar por tal o cual opinión: compruébalo tú mismo. Cuando llegues a una panadería bien temprano y con buen ánimo des los buenos días es posible que el dependiente, en vez de devolverte el saludo, te diga simplemente: ¿Qué es lo que quiere?. No es que la gente de Granada sea antipática. Hay la misma proporción de antipáticos y simpáticos que en cualquier otro lugar. Ahora, eso sí, el granaíno no asimila bien la simpatía ajena, o el buen ánimo, o la alegría o lo que sea. Es como si quisieran pararte un poco los pies. Para luego darte una amabilidad que te coge de sorpresa por inesperada. ¿Por qué actúan (actuamos) así? No se sabe. Que si nuestro pasado, que si los judíos, que si esto o si lo otro pero lo cierto es la malafollá sigue ahí, se perpetúa de generación a generación, y los granaínos, lejos de intentar erradicarla, la llevamos muy a gala como una seña de identidad que hace de esta ciudad algo único: la combinación de su belleza y la malafollá de su gente. ¿Quién lo supera?
EL GRANAÍNO NO QUIERE CAERTE BIEN. EL GRANAÍNO QUIERE QUE LO QUIERAS.

Estatua «El Caminante» en la céntrica Puerta Real de Granada ¿Homenaje a la malafollá?
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